Carta pastoral de mayo
Más que una buena intención en la frase de entrada, la idea es que sirva de motivación para entender nuestra propia historia y las cosas que nos van pasando. A veces, el ejercicio auto reflexivo lleva tiempo y nos cuesta. ¡Cuánto más cuando lo reflexivo es comunitario y tiene que ver con una historia de más de 150 años. Si, aunque parezca increíble, esta comunidad de fe cuenta ya con un siglo y medio de vida en este año.
Con motivaciones que le dieron origen, con pensamientos y trabajos compartidos seguramente y básicamente un sueño, muchos sueños mejor dicho, que se hicieron carne en la historia de un pueblo de Dios, fiel a su promesa y palabra.
Y acá estamos, en Almagro, 150 años después que J. F. Thompson predicara por primera vez en castellano aquel 25 de mayo de 1867 en castellano al aire libre. ¿si fue innovador? Claro que sí, ¿si fue polémico? Desde ya que si, ¿si fue efectivo? A tomar en cuenta la comunidad de fieles que aún resiste el tiempo y abona el llamado con su propia consagración, también diríamos que sí, fue efectivo.
De todos modos, con el recuerdo de tanto tiempo por detrás, con la gratitud a Dios por todo lo hecho en nuestros mayores generaciones atrás en esta comunidad de fe, con esto solo no basta para el testimonio vivo de aquello en lo cual creemos y damos testimonio; poder ver lo nuevo, lo que aún está por aparecer y caminos donde otros no ven, distingue una vida sabia en manos de Dios, una vida abocada a sus proyectos y visiones, y claro, también los sueños de Jesús.
Este mes de mayo y el de junio por venir, celebramos esto justamente: la esperanza de lo que vendrá, del Dios de la historia encarnado en tanto valiente testigo que supo sentar las bases de una fe sólida dispuesta a ser contada generación tras generación. Al decir del poeta brasilero Fernando Pessoa: “las personas son del tamaño de sus sueños”. Y así con mezcla de admiración por los que estuvieron antes y ganas de tomar la posta para hoy y por los que vendrán seguimos caminando, ¡seguimos anunciando el evangelio!.
Pastor Leonardo D. Félix