El Metodismo, una herencia que nos compromete con el futuro

El Metodismo, una herencia que nos compromete con el futuro

El metodismo, o movimiento metodista nace en Inglaterra a mediados del siglo XVIII en plena crisis civilizatoria producida por la revolución industrial.

La agenda de la iglesia Anglicana (Iglesia Oficial de Inglaterra) no contemplaba la realidad de millones de campesinos, mineros y pequeños productores que enfrentaban esto. Fue así que un grupo de jóvenes pastores anglicanos, entre ellos Juan Wesley, comenzaron un movimiento de renovación y concientización hacia esta nueva realidad dentro de la iglesia.

Llamados, peyorativamente, “los metodistas” por su vida metódica para aprovechar sabiamente y al máximo el tiempo, considerado un don de Dios. Ellos recurrieron a métodos originales de comunicación, adecuando sus mensajes en un nivel comprensible para todos, logrando llegar con el mensaje liberador de Jesucristo a las masas de marginados e invisibilizados por la sociedad inglesa.

La música fue un recurso importante en la tarea de proclamación: la letra de los himnos y cantos cumplía un eficaz rol didáctico y de enseñanza de la doctrina cristiana.

Juan Wesley decía que “el cristianismo es una religión social”, remarcando el lugar central que tiene la comunidad en: la expresión de la fe y la responsabilidad social que conlleva el mensaje del Evangelio. Éste se caracterizó por mantener equilibrio entre aparentes opuestos como razón y fe, santidad personal y santidad social, fe y obras. Entendiendo que el mensaje de Jesucristo debe ser integral y llegar a todos los niveles y capacidades del ser humano, enfatizando la educación y en la salud.

El movimiento metodista sufrió mucha resistencia por parte de la Iglesia oficial, por otras denominaciones protestantes y por ciertos grupos de poder que veían en la predicación metodista una amenaza para sus intereses. A pesar de ello, con su lema “el mundo es mi parroquia” logró expandirse rápidamente por Inglaterra, llegando a los Estados Unidos y en 1836 a Buenos Aires, estableciendo un pequeño trabajo misionero entre ciudadanos norteamericanos.

A partir de 1867, cuando se produce la primera predicación en idioma castellano, la misión comienza a expandirse territorialmente en el país.

¡Nosotros somos parte de esa herencia! ¿Cómo seguiremos el camino?