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Vivir a la manera de Jesús
30 agosto, 2020 - 11:00 a 13:00
Organizer
Bienvenida
Nos dirige nuestra hermana Denise Dekker en el culto de hoy.
Invocación
Canto: “En reposo, en silencio”
Afirmación de fe
Himno: “A ti la gloria”
Momento de confesión
Himno: “Corre el viento en esta gran ciudad”.
Lectura del Evangelio
El Evangelio de hoy lo encontramos en Mateo 16:21-28
Oración de iluminación
Mensaje
“Vivir a la manera de Jesús”, por el Pastor Hugo Santos.
No sé si todos escucharon hablar alguna vez de San Martín de Tours. No es un contemporáneo nuestro. Vivió en el siglo IV D.C. En Buenos Aires hay una calle, una plaza y un monumento en honor de este personaje de la historia de la iglesia. Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a vivir a Italia. Siendo muy joven entró en la Guardia Imperial haciéndose militar.
La historia por la cual más se lo conoce es que, en una noche de mucho frío, Martín se cruzó con un mendigo tiritando y, sintiéndose conmovido, sacó su espada, partió su capa en dos y le entregó a este hombre la mitad de su abrigo lo que así mitigó la tortura de la temperatura de ese día. Esa noche, soñó que se encontraba con Jesús y cuál no sería su sorpresa cuando observó que Jesús llevaba puesto la mitad del manto que él le había entregado al mendigo. Jesús le sonreía agradecido. A partir de ahí, fue tan fuerte su experiencia que Martín dejó las armas, pidió el bautismo cristiano, para convertirse en un discípulo de Cristo. Se hizo monje y llegó a ser Obispo de la iglesia de esos tiempos.
En el texto que nos señala el leccionario para este día la enseñanza que Jesús desea trasmitir contrasta con los datos que tenían los discípulos. Para estos, decir Mesías significaba algo bien distinto de lo que quería decir para Jesús. Ellos pensaban que un Mesías conquistador era un rey guerrero que echaría a los romanos de Palestina y conduciría a Israel al poder. Pero antes de anunciar al Mesías ellos debían aprender lo que la palabra Mesías significaba.
En este pasaje se nos muestra que los discípulos, a juzgar por la voz de Pedro, habían llegado a decir que Jesús era el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios. Sobre esto trataba el texto del Evangelio del domingo pasado. De lo que se trataba, entonces, era explicitar claramente el camino que Jesús debía recorrer, como Mesías que era.
Jesús les anticipa que habría de sufrir no solo físicamente, sino que sería rechazado, descalificado, despreciado, repudiado por la gente importante. Esto era por la aristocracia laica, las grandes familias sacerdotales, los maestros de la más rígida ortodoxia. O sea que, el poder religioso, civil y cultural se unirían para eliminar a Jesús. Pero agregó, al contar lo que pasaría, que al tercer día de muerto resucitaría.
Pedro se enganchó en la parte del sufrimiento de Jesús y no escuchó lo de la resurrección. La cruz en la cual iría a morir Jesús no representaba un punto de llegada. Era solo un paso, pero necesario. Pedro debía saber lo que estaba más allá de la cruz.
Pedro se lo lleva aparte a Jesús; en una actitud paternalista y presuntuosa, se lo lleva a cuchichear en secreto. Creía en el Mesías, pero a su manera. ¿No nos pasa también a nosotros muchas veces que queremos ser seguidores de Cristo a nuestra manera y no a la manera de Jesús? Todos nosotros tendríamos alguna sugerencia para dar en esta línea, especialmente cuando se trata de esquivar la cruz. Si nos dejaran, hasta nos podríamos convertir en consejeros o correctores de Dios. Hasta le podríamos decir cómo tratar a los malos o cómo debe gobernar el mundo. Pedro creía en el mesianismo de Jesús, pero a su manera. Error, el lugar del discípulo es ponerse detrás del maestro; y porque se quiso poner delante, su visión fue totalmente equivocada en relación con lo que pasaría con el Maestro. Nosotros ¿Queremos seguir a Dios a nuestra manera o a la manera de Cristo?
Jesús se volvió a Pedro y le dijo: – “Quítate de mi vista”- que es como si le dijera “fuera de aquí”. Aquel que en el texto del domingo pasado era llamado bienaventurado, ahora se había convertido en adversario. Pedro había entendido torpemente acerca de lo que era la misión y la de los otros discípulos. El lugar del discípulo no es ponerse delante, sino detrás de aquel que marca el camino; porque Él, Jesús, es el camino, también en lo que se refiere a estar en la misión.
Necesitamos nosotros revisar cada día cual es nuestro lugar y cuál es el lugar del maestro. De eso se trata cuando Jesús habla de negarse a uno mismo, superar nuestros egoísmos para darle el lugar central y primero a Jesús. Esto significa negarse a sí mismo, porque perder la vida por Jesús es asegurarla para siempre.
Pero Pedro se enganchó en la parte de la muerte, no en la resurrección de la que Jesús también le hablaba. No captó la luz que vendría de la Pascua. La cruz no representa un punto de llegada sino un momento en el camino.
Pedro se rebela ante la sola idea de imaginar a Jesús crucificado. Lo llama aparte, lo presiona y lo increpa. Jesús estaba dispuesto a todo con tal de hacer realidad el deseo de Dios. Él quería encontrar en sus seguidores la misma actitud. Si le seguían, debían sus discípulos tener la misma actitud que Él. Si le seguían juntos, debían tener la misma pasión por Dios y su disponibilidad al servicio de su Reino. Pedro se escandaliza por el solo hecho de saber que Jesús atravesaría por el sufrimiento.
Hay muchos cristianos con una falsa interpretación del sufrimiento. Por un lado, en muchos ambientes cristianos existe una visión masoquista del sufrimiento. Se exalta el sufrimiento como tal; no se lucha contra el dolor, sino que se lo convierte en una ideología. Se dice que hay que vivir el sufrimiento y soportarlo, afirmando que el sufrimiento, por sí mismo, nos acerca a Dios.
Por otro lado, nos pasa algo similar a Pedro con nuestros propios sufrimientos o los de los seres que amamos. El sufrimiento es parte de la vida como el placer. Eliminar el dolor no es la salvación que la Biblia promete. La palabra de Dios nos ofrece mucho más que una vida sin sufrimientos. Evitar el compromiso, no involucrarse en situaciones de dolor puede ser un gesto de egoísmo. El sentido de la vida, el compromiso con Jesús, puede vivirse o encontrarse a partir de tiempos de sufrimiento.
Pero la exaltación del sufrimiento ha herido a muchas personas. Más aun, en épocas pasadas se afirmaba erróneamente que el sufrimiento era un castigo de Dios. Jesús sabía lo que era sufrir, no esquivó el sufrimiento humano con tal de cumplir con lo que entendía era su misión. Él se acercaba a las necesidades y penurias de la gente. No huía de su propio sufrimiento, pero tampoco lo buscaba. En el cumplimiento de su misión atravesó todas las situaciones de dolor de la humanidad: la soledad, el abandono, la condena, el rechazo, las heridas, las ofensas, la burla, la tortura, la cruz.
La experiencia del sufrimiento por parte de Jesús era, para los primeros cristianos, un hecho reconfortante y consolador. Les dio la fortaleza para asumirlo en un entorno hostil. Ellos no huyeron del sufrimiento con una actitud quejumbrosa, sino que aceptaron -en el seguimiento de Jesús- aquello que era necesario cuando les permitía seguir fieles en el camino del Maestro.
El cristiano trata de eliminar el sufrimiento del mundo y de los otros. Pero si no lo logra, lo acepta. Y, si es así, sé que no estoy solo en mi sufrimiento porque experimento la comunión con Jesús. Esta experiencia de solidaridad con Jesús ha ayudado a mantener la dignidad de los seguidores de Cristo en medio del sufrimiento, de la humillación y de la opresión. La contemplación de Jesús sufriente nos ayuda a decir sí a lo que nos sobreviene.
La fe del Nuevo Testamento desarrolla su eje central en la crucifixión de Jesús seguido de la resurrección, pero no oculta que algo del orden de la redención puede emerger de momentos de dolor. El sufrimiento es una oportunidad para descubrir de nuevo a Dios, que nos tiene en sus manos en medio de los tiempos difíciles.
Jesús pone en claro que será necesario vivir el Evangelio y lo que ello implica, siendo la existencia humana una mezcla de cruz y resurrección. La existencia cristiana pasa por momentos de cansancio, de dolor, de pérdidas, de conflictos; pero también de esperanza, gozo, amor, sentido para el buen vivir. Si el mismo hijo de Dios hizo este recorrido, ningún discípulo suyo puede pretender un camino diferente.
Habrá momentos en los que será necesario cansarse por los demás, poner en segundo lugar el propio tiempo, ser generosos con nuestro dinero, soportar las burlas de los otros.
Pero el sufrimiento no me puede amargar la vida, sino que hay algo en el fondo de mi alma que queda ileso a pesar de cualquier enfermedad o angustia. Entonces, el sufrimiento es una ocasión para vislumbrar de alguna manera algo del misterio de mi vida.
Cuenta una historia que una mujer se acercó a toda prisa al violinista Fritz Kreisler después de un concierto, y le dijo efusivamente: -“Oh, ¡yo daría la vida por tocar como usted!”-. Él le contestó serenamente: -“Eso es exactamente lo que hice yo-.”
¡Qué gran ejemplo el de este violinista! Si hay personas en este mundo que dedican sus vidas enteras para dominar un arte o una disciplina, cuanto más nosotros como hijos de Dios deberíamos presentar una vida cristiana consagrada, y demostrar así que vivir sirviendo a Jesús no solo vale la pena, ¡vale la vida!
Por eso, volviendo a la historia de San Martín de Tours, no es extraño que este santo se sintiera conmovido y convertido a Jesús al descubrir que, imitándolo, se hacía uno con él y con aquellos a los que Jesús le había llamado a servir. Se trata de negarnos a nosotros mismos como Jesús, con Jesús y por Jesús. Que el Señor nos dé la fuerza y el poder de su Espíritu para que así sea.
Canto: “Yo quiero ser”
Ofrenda y Anuncios de la congregación
Es el momento de presentar nuestras ofrendas. Sabemos que este es un privilegio que el Señor da a los creyentes para colaborar en su obra. En esta época de cuarentena podés hacerlo por transferencia bancaria, los datos de la cuenta los encontrarás en www.almagroconjesus.org, también podés dejar tu sobre en el buzón de la iglesia o si preferís podés contactarte con nosotros al mail mayordomia@almagroconjesus.org para que lo pasemos a retirar por tu casa.
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