
- Este evento ha pasado.
Evento Navigation
Solo se recompone lo que está roto. ¿Cuál es tu parte a recomponer?
24 febrero, 2019 - 11:00 a 13:00
Organizer
Si hay temas que el evangelio presenta para nuestra dificultad, queda claro que éste en particular, es uno de ellos. ¿Cómo amar aquello que nos lastima? ¿cómo entablar relación con aquello que nos agrede y somete, particularmente cuando el “aquello” es otro ser humano?
Un primer dato importante es que nosotros al igual que la audiencia que escucha atentamente a Jesús en ese momento están “encorsetadas” por sus propios parámetros culturales, sus prejuicios y su modo de ver el mundo.
Por ende, una primer tarea a la que la fe en Cristo nos invita es salir de nuestros encierros y prejuicios para descubrir si eso que ofrece Jesús, es algo que vos estarías dispuesto/a a tomar para tu vida como un elemento diario y tal vez normativo.
Hace unos años atrás yo les refería acá mismo una anécdota de mi familia que es bueno recordar ahora: cuando mi sobrino, ya un hombre ahora, era un niño de 5 años, volvió del jardín de infantes enojado y frustrado por el día vivido. Su mamá lo miró y le preguntó qué había pasado a lo cual el no tardó en decirle que se había peleado con Ezequiel otra vez, “mi peor amigo” al decir de mi sobrino en ese momento. Curioso que en su vida, la categoría de “enemigo” no solo no existía, sino que en su mente infantil solo cabía un degradé de amistad de lo “mejor a lo peor” de sus conocidos.
Un segundo dato fundamental es que los “evangelios” en tanto buena nueva[i] son una construcción narrativa admirable para decir lo cotidiano de un modo pedagógico y siempre propositivo esto claro, apoyado en la experiencia del Jesús que camina entre su pueblo. Entonces, cuando dialogamos con el texto en este complejo ejercicio de saber qué quiere decirme hoy día a mi vida, no puedo menos que recordar a nuestros inmigrantes que poblaron estas tierras, mayormente españoles e italianos (y muchos más). Dentro de estos españoles hay una buena parte de la colectividad que es de la zona de Andalucía (bien al sur de España) que, al decir de un conocido andaluz: “no es que mintamos o seamos mentirosos, solo un poco exagerados al contar nuestras historias diarias”
Entonces, en este sentido, hay que poder reconocer en las palabras de Jesús mismo una “exageración” admirable y una imaginación que coloca al público que lo oye en un lugar insospechado que quizás solo sea una mera fantasía, ¿para qué hace esto? En primer lugar porque es una acción pedagógica que lo caracteriza como las parábolas que cuentan donde hay muchos elementos presentes que uno tiene que descubrir por sí mismo, y por el otro, para diferenciarse de la normativa de la ley que, en el afuera de las acciones de otros, genera una penalización normativa que visos de objetividad. A lo que apunta la enseñanza es a verse uno mismo, desde una acción exagerada del amor frente al odio, de la bendición frente a la maldición, de la oración frente al insulto.
Recordemos que no hay pasividad de ningún tipo en estos actos. El público está invitado a rever sus acciones con otra intensidad y ubicadas en otro lugar, pero todos los mecanismos implican una actitud alerta y comprometida frente a lo que agrede, lastima y daña.
Un tercer dato que ilumina nuestro recorrido es este final que propone la perícopa de Lucas en este domingo: »No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.» (vers.37-38).
El texto en palabras de Jesús, ilumina el recorrido como un partido de ping-pong: por una frase negativa, se devuelve la positiva. Corrernos del lugar del juicio (en tanto condena) permite libertad en nuestra vida para que Dios actúe en ella, ¿de qué modo? Desde el perdón…una comunidad que no puede perdonar ni perdonarse, no logra ser parte de esta bendición de Dios donde hay recompensa “un recomponer” de nuestra vida. Esto es, hay abundancia del Señor para nuestra vida con llenura del espíritu, tanta que estamos “repletos”, “colmada y remecida” la medida dirá la versión Reina-Valera de las biblias que muchos leemos aún al castellano.
¿se podrá jugar al ping-pong con Dios? No tengo dudas de eso, claro, saquemos de nuestra mente la posibilidad de ganarle alguna mano del partido, pero más que interesante la propuesta en donde lo que damos, es lo que recibimos en mayor medida.
Entonces, recapitulando decimos que:
- Tener nuevas categorías mentales para nombrar lo que nos pasa no es solo un ejercicio intelectual, es una manera de ver lo que nos pasa (como mi sobrino hablando de su “peor amigo”) en donde el espíritu toma la delantera en nuestra vida para aprovechar lo mejor posible lo que vamos viviendo.
- Solo es posible vencer el odio, el rencor y la violencia saliendo de este esquema (por más obvio que nos parezca) en donde, tu sola acción de ofrecer la otra mejilla, obliga al otro lado (al que agrede) a un nuevo posicionamiento de lo que está haciendo. El evangelio en tu vida, siempre debe ser una práctica del amor que Jesús te da, sino realmente hay muy poco provecho de lo aprendido.
- Por último, para esperar que tu vida se “recomponga” – de ahí la “recompensa” de la que habla Jesús – con una medida abundante de bendición para vos, es importante actuar en consecuencia. ¿qué va a ser difícil? No tengas dudas que lo va a ser. ¿qué va a ser trabajoso? Así será pero, recordá, que vivir alimentando nuestros odios, amarguras y llantos no solo tiene un costo más alto sino también, es algo que no permite que Jesús actúe en vos de una manera plena. Y para esto estamos en la vida, para dejar que el Espíritu de Jesús sea pleno en tu vida y la mía. Amén.
[i] En Gr. “eu angelos” significa, buena nueva, buena noticia, de ahí nuestra palabra, “evangelio”
Audio de la prédica
Texto: Evangelio de Lucas 6.27-38.
Predica: Pastor Leonardo Félix
Iglesia Metodista de Almagro (Buenos Aires).
Domingo 24 de febrero de 2019. 7º de epifanía.
Orden de culto
Deje su comentario