
- Este evento ha pasado.
Evento Navigation

Reunión de oración a distancia
18 febrero, 2021 - 19:00 a 20:00
Organizer
Jueves de oración en nuestros hogares, en tiempos de Pandemias y Cuarentenas
Bienvenida, por Mabel Haddad
Y como dice Mabel, estamos juntos a pesar de la distancia. Damos gracias a Dios por seguir siendo Iglesia, por seguir siendo comunidad, sabiendo que conformamos una gran familia llena de tíos, tías, abuelos, abuelas, sobrinos, sobrinas, hermanos y hermanas… Como me recordaron hoy, esta familia está llamada a unirse por amor, junto a todas las otras personas que no elegimos nosotros, sino que se acercan para buscar la vida plena del Señor en sus propias vidas.
No sé si escuchás una de nuestras reuniones de oración por primera vez en tu vida, o si es que hace tiempo que lo hacés o que te reunís con nosotros (antes del inicio de la pandemia, claro). Si es la primera vez, agradezco profundamente a quien te hizo llegar esto. Acudimos a orar en comunidad porque sabemos que el Señor nos escucha siempre, el Señor cumple sus promesas, y que es por medio de la oración que podemos conocer mejor cuál es la voluntad del Señor para nuestras vidas. Porque, difícilmente podamos escuchar un mensaje si no estamos dispuestos a hacerlo, si es que no abrimos nuestros ojos a Cristo, como dice la canción:
Canción: Abre mis ojos, oh Cristo (Micaela Tumini)
Bueno, ahora es mejor, preparados y dispuestos, ¿no? Como decíamos, el Señor cumple sus promesas, él escucha nuestras oraciones. Así nos lo cuenta la Biblia, que en el pasaje de Deuteronomio 7:8-9, dice:
8 El Señor los sacó de Egipto, donde ustedes eran esclavos, y con gran poder los libró del dominio del faraón, porque los ama y quiso cumplir la promesa que había hecho a los antepasados de ustedes. 9 Reconozcan, pues, que el Señor su Dios es el Dios verdadero, que cumple fielmente su alianza generación tras generación, para con los que le aman y cumplen sus mandamientos;
Qué fuerte no. Los invito a pensar ¿alguna vez les hicieron una promesa? ¿Quién lo hizo? ¿La cumplió? Cada uno de nosotros tenemos la respuesta a eso. Lo que sí sabemos, es que el Señor cumple sus promesas, así lo afirma el pasaje de Josué 21:45
45 Ni una sola palabra quedó sin cumplirse de todas las buenas promesas que el Señor había hecho a los israelitas.
Y el mismo antiguo Testamente nos cuenta, en distintos pasajes, cómo el Señor dio cumplimiento a sus promesas a través de generaciones, desde Abraham y su descendencia junto a Sara, hasta el Rey David. Pero, no nos equivoquemos, el Señor no cumple las promesas que nosotros le imponemos… Por supuesto. Es él quien determina el qué, el cómo y el cuándo. Esto lo aprendemos del mismo Rey Salomón, que en el 2 Crónicas 6:7-11 dice:
7 Y David, mi padre, tuvo el deseo de construir un templo en honor del Señor, Dios de Israel. 8 Sin embargo, el Señor le dijo: “Haces bien en querer construirme un templo; 9 pero no serás tú quien lo construya, sino el hijo que tendrás. Él será quien me construya el templo.”
10 »Pues bien, el Señor ha cumplido su promesa. Tal como dijo, yo he tomado el lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel y he construido un templo al Señor, el Dios de Israel. 11 Además he puesto allí el arca donde está la alianza que el Señor hizo con los israelitas.»
Claramente, es el Señor el que va haciendo los caminos, el que nos bendice y nos multiplica. Por eso ¿cómo podremos ser guiados por él si primero no nos disponemos en oración? Y, más fundamental aún, ¿cómo podrá guiarnos si dudamos de que podrá hacerlo, o si dudamos de que él quiere para nosotros una vida llena de bendición?
Es posible que hoy tengas muchas cosas que quieras pedirle al Señor en oración, todas muy justas y necesarias. Pero hoy te invito a que te concentres en aquellos motivos quizá más difíciles, alguno que tenga que ver con la relación con tu familia, con tu pasado, con tu presente, alguno que tenga que ver con tu sustento, con tus proyectos, con tu pareja… Esos motivos más “duros”, entre comillas…
Tené ahora un momento de oración para exponer ante el Señor este motivo en particular, mientras escuchamos esta versión del Salmo 23 grabada en nuestro templo:
Canto: El Señor es mi Pastor (grabación congregacional)
Disculpame mi mala onda. Tengo una mala noticia para vos… Te aviso que no ta va alcanzar tu propio y solitario esfuerzo para superar lo que acabás de presentar en oración… Pero ¡no desesperes! Tengo otra noticia que es buena, mucho mejor y supera lo anterior: no tenés necesidad de enfrenarlo solo o sola. En primer lugar, sabés que el Señor es fiel, y que cumple sus promesas; y en segundo lugar, pero no menos importante, está la Iglesia, esa familia a la que te invita el Señor, que, por amor, Dios preparó para vos, y está lista para acompañarte, y claro, para ser acompañada por vos.
Ahora que sabés esto, no te lo guardes. Pasá esta noticia a todos los que puedas. Sabés que Cristo anunció que iba a ser perseguido y crucificado, pero prometió que iba a resucitar, y que con ese sacrificio, nadie, nunca más y desde entonces, iba a tener que hacer un sacrificio igual, porque él pagó el precio máximo, con su vida, por amor, por Gracia. Ya nada nos va a faltar, ya somos libres, ya somos redimidos. ¿No lo sabías? ¡Sabelo, entérate! Porque este acto tan grande e inspirador, nos marca el camino. Es, como dice la canción, un milagro de amor. Nos despedimos hasta la próxima con esta hermosa canción.
Canto: Milagro de amor (Celina Ferreira)
Deje su comentario