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Que el apagón del verano no te sorprenda. Venite que hay luz de sobra

17 diciembre, 2017 - 11:00 a 13:00

Almagro Av. Rivadavia 4050
Capital Federal, Argentina
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Una de las cosas que más fuerza toma y conmociona en las grandes ciudades, entre las muchas que hay para elegir del muestrario urbano, es la luz. La luz que inunda nuestras calles y hogares. Hay ciudades en el mundo que tienen tal grado de iluminación que se logran ver desde un satélite orbitando la tierra, por ejemplo las Vegas (Nevada, EEUU). Ahora bien, esto más que ser un punto a favorecer, parece ser más un dato contaminante, si, un dato más en medio de tantos. De ahí que los especialistas hablan de contaminación “lumínica”. Esto es, algo que supera la posibilidad cierta de disfrutar la noche, y que contrarresta el ritmo biológico de los seres vivos que necesitamos períodos de descanso y renovación dados por la oscuridad.

Lejos de este razonamiento y también del principio de la buena nueva que nos contaba Juan Marcos el domingo pasado en su evangelio, aquí hay una luz por sobre cualquier otra luz que podamos imaginar. Una luz que no contamina pero se la rechaza, una luz que brilla con fuerza y se la intenta apagar, una luz que ni siquiera las mismas fuerzas de las “tinieblas” no han podido con ella. Entendemos aquí en el evangelio las tinieblas como algo más que la ausencia de luz, sino como poder que se contrapone al otro poder que se define como capaz de “revelar” todo lo que tiene por delante…

Si en el principio era el verbo con Dios, y el verbo era Dios, podemos decir parafraseando a Juan, que Jesús siempre estuvo y fue Dios, y viceversa, por ende, Dios fue siempre luz para la humanidad, para aquellos que “viven en sombras de muerte” dirá el profeta Isaías (cap.9.2)

Como en nuestra corona de adviento, algo más que fuerte como símbolo a la fe cristiana en todo el mundo en estos últimos 21 siglos, la luz es un indicador claro de nuevos tiempos y también, de las sombras que trae aparejadas la fuerza de la luz emitida.

El segundo momento de este relato, es el cuestionamiento de las autoridades religiosas de su tiempo al mismo Juan (el bautista) frente a lo que hacía a orillas del Jordán. Un anuncio de conversión y arrepentimiento de los pecados frente a la luz que trae nueva vida. Nuevamente, como veíamos el domingo anterior, el profeta Isaías y la historia del pueblo de Israel queda de manifiesto en un Dios que los llama a hacer un nuevo camino, a salir de la oscuridad en la que se encuentran y parecen no percatarse. Ni siquiera parecen reconocer la oscuridad en la viven.

De ahí en más se desprenden preguntas que podríamos tomar para nuestras vidas y la comunidad de fe de la cual somos parte:

  1. ¿quién decís que sos en tu relación a la fe, qué nos podemos decir de vos mismo/a? O sea, qué datos son los primeros que aparecen cuando la gente pregunta sobre tu creencia…
  2. ¿por qué bautizas? Algo así como, ¿por qué esta comunidad hace lo que hace? ¿qué la mueve?

Cualquier respuesta a esto, siempre será compleja por más que creamos que la podemos decir con sencillez, por el mero hecho de tratarse de nuestra vida, tenemos que entender que ésta, es compleja en sí, y más cuando se trata de una vida en comunidad.

Es esa luz siempre presente lo que tenemos ahora de trasfondo y camino por delante, para tratar de esbozar algunas ideas que nos comprometan, desafíen y por sobre todo, nos traigan certeza que la luz que brilla no la rechazamos, no la ocultamos y menos aún, nos avergüenza.

“De noche, todos los gatos son pardos”, viejo refrán que expresa un dato fundamental: la falta de claridad en lo que hacemos, decimos y actuamos a diario, genera mayormente confusión en quiénes escuchan o por el contrario, nos pone a tono con un sentido general de confusión como lo vive gran cantidad de gente en nuestro tiempo.

Si tu relación con Jesús sigue madurando no es un problema, nadie te pide respuestas acabadas. De hecho Juan responde con las palabras de otro, de Isaías. El principio de la buena nueva parafraseando a Marcos en su evangelio es, ante todo, franqueza con lo que decimos de nosotros mismos. Si por el contrario, tu relación con Jesús es firme y consolidada en tanto años de iglesia, la misma pregunta de quién sos en base a aquello que crees, tampoco debiera ser un problema en sí.

Recordemos, las respuestas que nuestra fe da a lo que nos pasa, no son términos que se agotan en sí mismos, ni razonamientos que obedezcan a tal o cual escuela de pensamiento. Cuando decimos lo que somos en la fe, decimos también quién es ese Jesús que o bien, estamos conociendo, queremos conocer y ya conocemos hace años. Hagamos esto sin demora examinándonos a nosotros mismos a la “luz” de lo que somos.

“Cada metodista, un evangelista”. Esto slogan más que refrán no es tan viejo como el anterior pero habla también, de cómo el metodismo en Argentina se veía allá por la década de los 40 cuando hablaba de sí mismo.

Parte de este ejercicio de proponernos una “idea fuerza” o “lema” fue la tarea del comité de comunicaciones hace casi diez años ya, cuando pensamos frases e ideas que más que definirnos, nos confronten con la fe que tenemos y a dónde apunta esa fe.

Por momento me quedo pensando en cuál sería el lema de esta comunidad de Almagro u otras, según su contexto, historia y propio andamiaje y soporte que la constituye a diario y si, no es tarea fácil. Porque el hablar del “nosotros” que conformamos como cuerpo de Cristo es algo que engloba a los recién llegados, a los que hace unos años ya están aquí, a los que pasaron unos años y luego se fueron, y a los que están desde toda su vida en esta comunidad.

Cuando decimos lo que hacemos, el famoso “¿por qué bautizas?” que le hacen a Juan en el evangelio, necesariamente hablamos de quiénes somos. Nuestras prácticas son las que lo indican.

Hablar de una comunidad inclusiva y amorosa que echa a la gente corriendo de sus templos es obviamente un contrasentido. Por esto es importante entender que así como nuestras respuestas nunca son una categoría acabada, “dada y hecha” porque están en permanente proceso de cambio y transformación, así también, lo que hacemos y por qué lo hacemos no siempre tiene la misma respuesta en el tiempo.

Y como dije más de una vez acá, es importante entender con este símbolo tan evidente de la luz que:

Dejarse iluminar por Jesús en tu vida, es exponerte a una nueva realidad que se hace visible y antes no. Al mismo tiempo es dejar en evidencia la parte oscura que necesita ser cambiada en vos.

Que vivir en sombras permanentes que no se atreven a definir los pasos que se van dando, nunca ayuda en tu vida. Un mensaje poco claro, teñido con los mismos tonos de la sociedad que rodea a la comunidad de fe, más que hacerla “amigable” (diríamos hoy con las RRSS) la hace “indiferenciada”

Qué, mientras la luz que el ser humano produce es un agente contaminante en muchos casos, la luz que es Cristo mismo, nos permite salir de la “apariencia” a la “revelación” de lo que es bueno y vale la pena vivir.

Tiempo de adviento es poder, una vez más, confiar en los procesos de cambios que Jesús va dando en tu vida y la comunidad que por sobre todo, proveen luz para el camino, aliento para los proyectos y esperanzas para los que aún esperan. Amén.

 

Audio de la prédica

Próximamente

Texto: Juan 1.1-5.19-27

Predica: Pastor Leonardo Daniel Félix

Iglesia Metodista de Almagro (Buenos Aires).

Domingo 17 de diciembre – 3º de adviento

Orden de culto

Momento de los niños

Próximamente

Detalles

Date:
17 diciembre, 2017
Hora:
11:00 a 13:00
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Capital Federal, Argentina
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Teléfono: (011) 4981-4290
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