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Ni se ocurra venir sin la ropa adecuada
15 octubre, 2017 - 11:00 a 13:00
Organizer
Cuenta un predicador norteamericano a raíz de esta parábola, que cierto día lo invitaron a un restaurante en Chicago y él se fue de elegante sport. Llegado el momento de entrar, uno de los mozos del lugar lo miró y le dijo: “perdón caballero, sin corbata no se entra….pero no se preocupe, acá le prestamos una que combine con su saco”.
Manera fácil de resolver la entrada en el lugar, ¿verdad? Pero por lo visto, en esta imagen de Jesús en la parábola las cosas no se resuelven tan fácilmente por más que uno haya sido invitado a un banquete.
Pero antes de avanzar sobre esta imagen, rebobinemos un poco donde estamos parados. Este día de Jesús y sus discípulos comienza con la higuera que no daba frutos y por ende era secada y tirada afuera (Mateo 21.18-19). De ahí en más, la sucesión de eventos tiene que ver con este símbolo fuerte sobre lo que se espera para participar en el Reino de los cielos y su justicia.
Los labradores que se adueñan de lo que no les pertenece (21.33-46):
La capacidad de creernos en control de las situaciones y dueños de lo que sucede alrededor nuestro, no es solo un atentado contra lo que expresa Jesús, sino que se constituye una muestra clara de nuestra imposibilidad de dejarnos guiar por Jesús…una guía que por sobre todo, reconoce la humildad de nuestros actos y que, después de todo y a pesar de todo, la vida depende de El y su amor por cada uno de nosotros. De ahí el poder rescatar una buena mayordomía de lo creado tal como lo expresa la palabra y la Reforma afirma a lo largo del tiempo.
Los dos hijos que conviven en uno (21.28-32):
Nuestra dualidad y ambigüedad en la vida de luchar todo el tiempo para discernir que parte de esa parábola convive en nuestra propia existencia. ¿Somos obedientes a lo que Dios nos señala? ¿Sólo en casos cuando todo lo demás ha fallado y no nos queda otra más que esperar un milagro? Como funciona esto en datos tan controversiales sobre la obediencia o no a las autoridades cuando las mismas dejan de impartir justicia (tema que Lutero planteará analizando la carta a los Romanos)
Quién tiene realmente autoridad (21.23-27):
La discusión eterna sobre lo que puede o no hacer Dios en nuestra vida a partir del Verbo encarnado. ¿Tendrá Dios poder para cambiar esto o aquello? ¿Confiaremos todo en el orar finalmente?
Desde el ministerio de Jesús, cada texto mencionado es una clave para entender cuál es el elemento que se hace indispensable para comprender nuestra participación en el Reino de los cielos y de cómo los mismos, son un peso importante para el mundo evangélico que comienza a ver la luz allá lejos y hace tiempo en el medioevo.
Un Jesús que en función de la autoridad que tiene es:
- Capaz de reclamar que los que trabajan en Su Reino, produzcan frutos del mismo y no lo que se les ocurra (una vez más, somos un pueblo llamado a ser fiel a la “sola Escritura”).
- Capaz de constituirse como cuentapropista de toda la historia de la Salvación en la cual nosotros debemos ser fieles mayordomos (somos un pueblo llamado a confiar en la “sola Gracia” Divina que nos sustenta)
- Capaz de decirle a la gente de su tiempo que, a pesar de haber sido todos invitados a la fiesta, el único modo de participar en el banquete es estar preparado para la ocasión (produciendo frutos y darlos generosamente en la mayordomía cotidiana) – una vez más, la “sola fe” ordena el juego y traza la senda por la cual andar.[1]
Desde Mateo y su contexto, es tratar y poder entender su conflicto interno y la lucha de las primeras comunidades por diferenciarse del judaísmo que lo acorrala constantemente.
Uno de los verbos más usado en esta parte es Sinegagón, esto es, “reunir” (de ahí la palabra sinagoga). Verbo que se vuelve provocador para las comunidades de su tiempo y las nuestras hoy en día.
En un tiempo donde el reunirse era algo heredado como parte de una tradición fuerte y consolidada, las comunidades debían poder recrear los nuevos tiempos y preguntarse en función de qué valores y qué fe se seguían reuniendo. El “solo Cristo” salva de la Reforma a nuestros días, vuelve a hacerse escuchar en este caso.
- No es la ley la que los reúne como comunidad, sino la buena nueva de la resurrección de Cristo.
- No es la tradición lo que los reúne, sino el compartir comunitario de una fe que ha vencido a la muerte.
- No es la costumbre lo que los reúne, sino la necesidad de fortalecerse unos a otros en estos nuevos valores que empezaban a competir con el esquema de su tiempo. Desde la mayordomía responsable y generosa, desde un amor que evita la ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente) y desde el reconocimiento indudable de la autoridad de Jesús como Señor de la vida y de la Historia.
Quizás por esto mismo, la parábola nos suena fuerte y hasta difícil de entender. ¿Cómo comprender una invitación amplia pero con condiciones?, ¿Cómo vivir un amor generoso pero al mismo tiempo con exigencias? ¿Cómo no abaratar en todo caso, una gracia divina que conlleva la muerte de Jesús en la cruz por nuestros pecados?
Vivir el Reino de los cielos y ser parte de él como señal viva y gesto visible de amor hacia los demás, presupone un dato elemental: estar vestidos para la ocasión.
En este caso, nadie puede prestarte un vestido, nadie puede vivir con los frutos de otros ni muchos menos esperar salvación o fe porque sus padres lo tengan.
El Reino y su realidad es algo a lo cual accedes por voluntad propia y nadie puede hacerlo por vos ni comprometerse por vos a algo que vos no puedas o quieras hacer.
En esta relación de intimidad Jesús espera tus mejores decisiones, tus mejores esfuerzos y sabrá darte también, tus mejores recompensas.
Viví esta invitación diaria a su banquete como tu mejor decisión por sobre otras que puedas tomar, asumiendo su costo (de dejar otras obligaciones y vestirte para la ocasión) y viviendo también su Gracia en plenitud.
Amén.
[1] Volvemos a recrear acá también, estos 4 postulados muy propios de Lutero que dan forma a la renovación y reforma propuesta: “Sola Fe, Sola Gracia, Sola Escritura, Solo Cristo” salva…
Texto: Mateo 22.1-14
Predica: Pastor Leonardo Félix
Iglesia Metodista de Almagro (Buenos Aires).
Domingo 15 de octubre – 19º de pentecostés – “En el mes de la Reforma Protestante”
Momento de los niños
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