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Nada para ocultar, todo por descubrir
29 marzo, 2018 - 19:30 a 21:00
Organizer
Una de las cosas que más repetimos en esta década tan informatizada y avanzada tecnológicamente es que, lo que antes era privado, ahora queda en público conocimiento. Como si nada se pudiese ocultar de los medios, de Internet o de las fotos que cualquiera puede sacar desde su celular en la calle y “subir” a un blog. Al mismo tiempo, lo que antes era o debía ser de dominio público (políticas ambientales, discusiones sobre cuáles son los mejores candidatos para tal o cual elección) pasa a ser algo relegado a nuestra vida privada. En síntesis, lo privado e íntimo parece desbordar públicamente a la gente, y lo público se acalla, se tapa y se disuelve en la intimidad de cada hogar.
Años atrás en Brasil (cuando vivía allí), fuimos a cenar a un bello restaurante cuyas paredes eran todas de vidrio dando un hermoso espectáculo de la ciudad. Claro está que el inconveniente estaba dado en los que nos miraban del otro lado – en muchos casos niños de la calle que miraban el festival de comida que iba de mesa en mesa. Frente a la incomodidad creciente de ciertos comensales, el mozo se acercó a los ventanales y con un ligero movimiento de la mano sobre un correa, cerró con cortinas el “contraste notorio” de la noche.
La intimidad de las mesitas del restaurante se vio “amenazada” al volverse pública, perturbada por el afuera que demandaba, y lo público, amenazante y perturbador, se acalló con solo correr la cortina, solo se fue – al lugar donde nadie quería mirar. Claro está que, la Asamblea que describe Pablo dista mucho de un restaurante en una metrópolis actual.
En ésta, no hay divisiones por sectores (fumadores, no fumadores), no hay vidrios que permitan ver sin participar, no hay dinero que pagar por ser parte de una mesa (entra el que puede). Hay una “comunidad” de creyentes ensayando la solidaridad de unos con otros. Dato que por lo visto, no lo hacen tan bien. Al contrario dirá Pablo: “cuando se congregan lo hacen para lo peor” (vers.17)
El dato que uno tiene que entender en este texto tan conocido es que si bien, hay una abundante mesa servida, los dueños de la misma, tienen sus esclavos y siervos y estos, sólo participarán de la mesa cuando hayan terminado sus tareas domésticas. Por ende, poca cosa quedaría sobre las mesas.
Las comunidades de Corintios evidentemente, no lograban dar el salto de sentido en sus propias costumbres y tradiciones. Los siervos seguían ocupando los mismos lugares y solo podían comer luego que todos lo habían hecho.
Los corintios seguían sin poder distinguir su mesa cotidiana de la que el evangelio les proponía. Ellos seguían sin poder ver con claridad, el sentido de la muerte y el sacrificio de quién compartió con sus discípulos la mesa.
Hoy nosotros diríamos que éste es un dato claro en nuestra vida. Pero solo es claro y evidente tomando en cuanto los 20 siglos de historia de la iglesia. Muchos otros aspectos aún siguen siendo un punto de crecimiento espiritual para nuestras vidas, y para la vida de aquellas comunidades de las cuáles somos parte.
Hay algunas cosas que, en función de este texto me gustaría que tuviésemos presente para estas pascuas 2018.
- ¿Hasta qué punto, saber que Cristo ha dado todo de sí en el pan y el vino, modificó tu forma de vivir?
Por ejemplo, sos más tolerante, más amable, más solidario, más…. - ¿Hasta qué punto, saber que Cristo es capaz de compartir la única mesa disponible con el que lo traiciona, modificó tu manera de ver al prójimo?
Por ejemplo, soportás lo que antes no, tratas de entender a la gente con más atención, qué… - ¿Hasta qué punto, saber que con Cristo no hay cortinas para correr, es algo que te desafía y te provoca a nuevas y mejores acciones?
Por ejemplo, a no pasar por alto al que sufre, a responsabilizarte frente a la injusticia ajena como si fuese propia…
- Hay un punto de nuestra vida, donde somos capaces de ver, sentir y vivir en coherencia con la mesa a la que somos invitados.
- Hay un punto de nuestra vida, donde estamos dispuestos a seguir a Cristo, aún hasta la cruz.
- Hay un punto de nuestra vida donde encarnamos lo recibido y con gozo lo transmitimos.
Que este tiempo de Pascua, sea ese punto en tu vida donde no hay nada para ocultar, nadie para esconder ni nada de lo cual temer. Amén.
Audio de la prédica
Próximamente
Texto: 1ª Corintios 11.17-26
Predica: Pastor Leonardo Daniel Félix
Iglesia Metodista de Almagro (Buenos Aires).
Jueves 29 de marzo de 2018 – Jueves Santo
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