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¿Qué música le pondrías?

4 septiembre, 2016 - 11:00 a 13:00

Almagro Av. Rivadavia 4050
Capital Federal, Argentina
Description

Predicación Central de Buenos Aires. Domingo 4 de septiembre de 2016.
16º de Pentecostés.

Lecturas: Lucas 14.25-33 y Filemón 1-21

Cierto día de discusión con un amigo, a los pocos minutos me empecé a quejar (se ve que ya era un hábito) de lo lleno que iba el colectivo a la mañana, lo apretado que viajaba, lo transpirado que llegaba al trabajo, etc., etc. Mi amigo me miró con cierto desgano y finalmente me dijo: “…otra vez con la misma milonga” (se ve que ya le había hecho escuchar varias veces la misma canción).

Interesante, ¿verdad?, mi amigo poco sabía y sabe de Tango, mucho menos distinguir una milonga de un dos por cuatro pero, la referencia fue clara, él la tenía grabada en algún lugar de su mente. ¿Por qué la milonga? – uds. dirán – porque era un argumento repetido de queja. Cada cultura, en cada tiempo y lugar, marca los “tonos” en los que habla, comunica y “canta” sus verdades.

Tratá de pensar por un momento, qué melodía usarías para contar: Una noticia triste – el cumpleaños de alguien – Una catástrofe – un casamiento – un noviazgo – la relación de una madre con sus hijos, etc. Habrás notado que, muy probablemente, todas las melodías usadas dependen del estado emocional que quieren transmitir. Una buena frase leída en Facebook hace un tiempo decía: “ojalá mi vida tuviese música de fondo; así al menos sabría que está pasando”

Por momentos, leyendo esta carta que Pablo le escribe a Filemón, hasta les diría que tiene letra de tango: “Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta” (v.18); casi como el “Mano a Mano” que cantaba Carlos Gardel (“los favores recibidos, creo habértelos pagado, y si alguna deuda chica, sin querer se me ha olvidado, en la cuenta del otario que tenés, se la cargas”). O bien, podríamos decir de bolero: “…prefiero rogártelo apelando a tu amor” (v.9), como “Júrame” (“…que aunque pase mucho tiempo no olvidarás el momento en que yo te conocí”), y hasta nos podríamos arriesgar con una canción de militancia: “…a Arquipo, nuestro compañero de milicia,… así que si me tienes por compañero, recíbelo como a mi mismo… te he escrito confiando en tu obediencia…” (v.1.17.21), algo así como lo cantado por Quilapayún a fines de los 60: (“De pie cantar que vamos triunfar,… y tu vendrás marchando junto a mi,… así verás la luz de un nuevo día florecer…”). En fin, lo más obvio sería hacer de esta carta un himno para cantar en nuestras iglesias, que de hecho ya los hay y en cantidad.

Un Pablo ya mayor de edad, escribe desde su prisión a Filemón que al parecer, no solamente es un hermano en la fe que conoce hace tiempo sino que también, en la casa funciona la iglesia local.111

Onésimo, quien motiva la carta, es claramente su esclavo (el de Filemón) y distanciado (al menos temeroso de volver) de su amo222. ¿Qué pide Pablo? Que lo reciba nuevamente, que lo trate bien, es más, le pide otro tipo de relacionamiento, ¿cuál? Como hermano.

Esto sí que es una novedad para su tiempo. ¿Desde dónde pide esto Pablo? Desde el amor fraterno que los une en Cristo (v.16)333

Esta carta, más allá de lo breve que nos parezca, es una síntesis adecuada de lo que el Evangelio propone a diario y que va mucho más allá del hecho de ser buenas personas, o bien optimistas, o en el mejor de los casos, “amorosas” personas.

Pablo ruega desde su prisión por Onésimo. Apela al amor que los une en el vínculo con Filemón y no a su cargo de apóstol (ver v.8 y 9).

Le ruega a alguien que, como primera medida tenga que revisar su conducta dentro de su casa misma. ¿O de qué modo nos imaginamos que funcionaría Onésimo como esclavo dentro de la casa en la que trabajaba y al mismo tiempo se reúne la iglesia? Evidentemente el mensaje no le era predicado como primera medida (de hecho, la carta asume que Onésimo conoce el Evangelio de la mano de su autor).

  • Primer dato fuerte que nos trae Pablo (y nos recuerda la Cruz de Cristo): el Evangelio construye relaciones de poder desde el NO poder (no poder salir de prisión, no poder verlo cara a cara, etc.).
  • Otro elemento importante es que, si bien la carta se asume para Filemón, la misma reconoce a otra gente (Apia, Arquipo, por ejemplo). Es muy probable que la misma haya sido dirigida en particular a Filemón y en general a los hermanos que en esa casa se juntaban.

Y por último, leamos nuevamente el v.16 que es centro de la estructura de la carta y veremos que, no solamente está la solicitud de recibir al esclavo sino que (y esto es controversial para su momento),

  • No lo reciba como tal, sino como hermano amado y no solamente en Señor, sino también en la carne. Dicho de otro modo podríamos decir que Pablo, le pide expresamente que lo vincule a sus negocios, que lo haga socio y parte de lo que produce ganancias.

Suponer que el evangelio, tal como decimos varias veces, es contracultural, es tener en claro estos datos que el mismo Pablo aporta:

Se reclama amor y se exige amor en las relaciones con los otros, no desde los espacios habituales de preferencial social o desde alguna jerarquía que no vemos. Se reclama amor, por ende misericordia, compasión y justicia, desde el lugar de la cruz, desde el lugar de aquel que se despoja de todo para ganarlo todo en Cristo.

Este amor debe necesariamente instalarse en tu realidad cotidiana, en tu propia casa. No se puede expresar en otros lugares lo que en vano vemos que no resulta en nuestro hogar. En este caminar, estas cosas se van buscando y el Señor va añadiendo en esa búsqueda. Lo que no logres en tu intimidad con los tuyos, tendrá poco sentido que lo obtengas afuera.

Lo bueno de este caminar es que lo que creíamos privado (más bien, con posibilidad de esconder a los demás), se transforma en un nosotros acompañado desde la comunidad de Fe. Tu problema tiene que encontrar eco necesariamente en aquellos que son, al decir de Pablo, tus compañeros de militancia. Es la comunidad desde sus oraciones, acompañamiento y cercanía la que le devuelve sentido a lo que hacés a diario, y al mismo tiempo, juzga críticamente.

Por último, tus valores cotidianos, aquellos que el Evangelio debe cambiar, también afectan el orden económico donde te movés a diario, ¿por qué? Porque no podría ser de otro modo. Quien se reconoce desde el espacio del NO poder que el Evangelio y la Cruz plantean en términos amplios, no puede menos que saber que, por más floreciente que le resulte su economía doméstica, la misma solo tiene sentido cuando está subordinada a la Voluntad de Dios. En este sentido, el diezmo y la ofrenda no son una carga impositiva y penosa en tu vida. No lo vivas de este modo.

Aquello que des al Señor en señal de gratitud, Dios lo recompensa en creces en tu vida. Por esto mismo decimos que: quien cambia su comprensión del ejercicio del poder (en todas sus formas), su relacionamiento con los demás (desde la comunidad) y da convencidamente sabiendo que nada le faltará, vive contraculturalmente su realidad, o dicho en forma más evangélica: vive en Cristo una nueva vida.

¿Qué melodía le pondrías a esta carta?, ¿qué canción harías con lo que has recibido en la fe: La Salvación? – que sean nuestros Cantos como congregación aquellos en los cuales el Señor se deleite en este día. Amén.

P. Leonardo D. Félix
Buenos Aires, 4 de septiembre de 2016


1  Para la mayoría de los especialistas queda claro que ésta comunidad es muy probablemente la que se reúne en Colosas y que, mayormente, sería Filemón el dueño de casa y a su vez, anfitrión de la iglesia naciente.
2 No queda en claro en la carta, cuál es el motivo del distanciamiento de Onésimo de su amo. Quizás un negocio mal hecho, quizás un dinero perdido, lo cierto es que se nota en el escrito un evidente temor frente a las posibles consecuencias de su vuelta. Es en este ámbito que Pablo lo conoce.
3 Este versículo representa en sí, el centro teológico de la carta en donde, la afirmación de la Fraternidad en Cristo se reclama no desde la autoridad de apóstol, sino desde el conocimiento en amor del uno con el otro.

Detalles

Date:
4 septiembre, 2016
Hora:
11:00 a 13:00
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