
- Este evento ha pasado.

Es sólo cuestión de tiempo
8 marzo, 2020 - 11:00 a 13:00
Organizer
Ustedes saben, ¿por qué los artistas y la gente “importante” viajan de noche o en autos con vidrios polarizados? Obviamente, para que no los reconozcan. La gente que se hace pública y por así decirlo, “importante” para el tiempo que le toca vivir tiende a ocultarse de los demás. Su exposición a otras personas los puede perjudicar o exponer a cosas a los cuales no están preparados o simplemente no mejora su “imagen”. Seguramente más de una vez, a alguno de nosotros, le gustaría estar escondiéndose de admiradores o admiradoras y tener que viajar en autos de vidrios polarizados. ¿Quién no soñó acaso, ser alguien importante que otros puedan reconocer en fotos de diarios y revistas?
Y saben qué: en tiempos de Jesús, mucha gente hubiese soñado con ser como un Nicodemo. Un hombre importante al que otros pudiesen reconocer desde lejos y admirar por sus ropas y modales finos de caballero.
Este es, y así es, el Nicodemo del cual nos habla el Evangelio en este día. Un hombre principal entre los judíos de su tiempo. Un hombre que por más que quisiese, nunca pasaba inadvertido en los lugares donde le tocaba ir o estar.
Y por el otro lado, Jesús, un pobre carpintero, hijo de una humilde mujer y de un humilde carpintero como José. Este es el cuadro y el diálogo que nos pinta el Evangelio de Juan; esto es lo que acabamos de escuchar: la conversación de dos hombres completamente distintos y sin nada aparentemente en común. Ni siquiera en la fe era iguales, ya que cada uno la interpretaba desde lugares muy distintos.
Nicodemo se acerca de noche a Jesús, una noche en su propia vida llena de dudas y preguntas. Si vemos con atención el relato podemos notar que Jesús, más allá de ayudarlo a Nicodemo con sus dudas y presuposiciones le llena el camino de minas, dudas y nuevas preguntas.
¡Qué persona tan complicada que parece Jesús! En realidad, cualquiera de los aquí presentes lo es, no porque Jesús sea una persona complicada, o la fe sea algo complicado para pocos que entienden de qué se trata, sino porque la mayoría de las veces somos nosotros los que confundimos nuestra propia vida, y hacemos de cosas simples, proyectos muy difíciles de los cuales no sabemos cómo salir una vez nos metemos dentro.
Aunque esto parezca increíble, funciona así. Al igual que Nicodemo, nosotros tratamos de ver a Jesús como más nos gusta y no de la manera que es él. Siempre nos parece más fácil, hacer que él se parezca a nosotros, que nosotros a él. Lo mismo nos pasa con nuestro vecino, siempre es más fácil (o al menos eso creemos) hacer que el otro se parezca a mi (en pensamientos y actitudes) que tratar lo contrario.
Nicodemo en realidad no quiere escuchar nada nuevo, pregunta para que le conteste lo que él ya sabe (¿tipo complicado verdad?) y por el contrario, Jesús le propone algo que nunca se hubiese imaginado. Jesús nos propone algo que nunca se nos hubiese ocurrido: “nacer de nuevo”.
Sí, nacer de nuevo. Si realmente Nicodemo quería aprender de este maestro tan particular tenía que aprender todo de nuevo. Por eso en nuestra fe, Jesús parece que nos mina el camino de dudas; él necesita tirar abajo nuestras supuestas prioridades en la vida y mostrarnos cuáles son las realmente importantes. Aquellas que le dan sentido y propósito.
No importa si Nicodemo tenía una casa linda, ropas finas o un lindo vehículo; ni siquiera importaba si Nicodemo era considerado importante en su tiempo; era necesario para él también, nacer de nuevo.
Si nos preguntamos por la vida de Nicodemo, parece que este termina su vida y sus dudas aquí, en esto que acabamos de escuchar. Leyendo todo el Evangelio de Juan, descubrimos más adelante que el mismo Nicodemo va a defender a Jesús frente a otros hombres importantes que trataban de agarrarlo para matarlo (ver Juan 7). Pero su cambio con Jesús iba a ir más lejos aún. Cuando Jesús es crucificado y su cuerpo bajado de la cruz, un tal José de Arimatea reclama el cuerpo para enterrarlo como correspondía en aquellos días. Ahí también estaba Nicodemo ayudando (Juan 19), llevando mirra y aceites para preparar el cuerpo para la sepultura.
Jesús sabía que solo era cuestión de tiempo. Jesús sabe que cualquiera que escucha su mensaje (voz en off que lee Juan 3.16 en este momento) ya no puede decir que no sabe de qué se trata. Algunos hemos escuchado aquí hace tiempo en nuestras vidas, este mensaje y hemos dicho como muchos antes que nosotros: “Cristo es mi salvador, y nací de nuevo”. Es solo cuestión de tiempo en tu vida.
Quizás alguien hoy aquí, sienta que esto sea para otros, “no para mí”, quizás otros y otras se den cuenta, que son uds. a los que Jesús les dice: “hay que nacer de nuevo”. Hoy, que compartimos nuevamente su Palabra, es un día especial para tu vida, la mía, la de todos nosotros.
Vos sos esa persona a la cual HOY le habla Jesús. Quizás estés necesitando esa bendición especial de Cristo para tu vida, quizás estés necesitando que otros hermanos oren por vos este día, o salir de la oscuridad para ver la luz del Salvador.
Que sea este el día que hoy elige el Señor, y vos, para nacer de nuevo, a proyectos, sueños y un conocimiento renovado de él. Amén.
Texto: Juan 3.1-17
Predica: Pastor Leonardo D. Félix
Iglesia Metodista de Almagro (Buenos Aires).
Predicación Almagro. Domingo 8 de marzo de 2020. 2º de cuaresma.
Deje su comentario