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Culto Jueves Santo – Recuperando Vida, compartiendo amor
18 abril, 2019 - 19:30 a 21:30
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Muchas veces en la vida, estoy convencido de esto, etiquetamos elementos cotidianos de forma tal que luego se nos comportan como irreductibles, al menos, “imposibles” de nuevos cambios. Suponemos en el peor de los casos que la realidad dada es así y nada de lo que hagamos podrá cambiarla. En todo caso, la mejor solución será para muchos, evadirla, “fingir demencia” como dice mi una amiga mía y hacer de cuenta que eso no nos corresponde o tal o cual cosa “no es nuestra”.
Ahora bien, el evangelio es una prueba constante de lo contrario para nuestra vida. Así y todo insistimos en nuestras taras. Por ejemplo, de estos modos:
Internet: “herramienta diabólica si las habrá” me dijo una hermana hace poco taxativamente cuál si el infierno vomitase computadoras todos los días.
La Cruz: herramienta de tortura si las habrá para el imperio romano. Signo de salvación por excelencia para una buena parte de la humanidad que hasta nos damos el lujo de llevar colgada en nuestro pecho.
Y del mismo modo, la palabra “sacramento” se constituye a lo largo de la historia, en la irrevocable coincidencia con el Cristo resucitado. Aunque, en tiempos de las tropas romanas, el hecho de “Sacra mentar” era justamente, jurar (mentar) por las “sacras” (insignias) del capitán de batalla, que uno estaría dispuesto a morir en el campo de batalla por el y por el Emperador. Evidentemente, algo se cambió y hoy por hoy, nuestros actos sacramentales son la posibilidad cierta de volver a consagrar (por ejemplo en la santa cena) nuestra vida (no ya nuestra muerte) no a la batalla incierta de resultados, sino a la victoria que Dios pacta desde Cristo. Victoria asegurada por Gracia, para cada uno de los que creemos en El.
La fe en este Jesús vivo que venció a la muerte, es en todo momento, una apropiación de los “sentidos de muerte” de la realidad que nos toca vivir. De otro modo, el espacio vital de vida comunitaria quedará relegado a la reproducción sistemática de lo que el mundo tiene para dar. La comunidad es desde este punto de vista, un espacio a cuidar y resguardar no de la realidad que la rodea, sino de la reproducción acrítica de la misma en su interior.
De aquí que las palabras de Jesús por momentos parecen trilladas y comercialmente válidas para cualquier ocasión (día del amigo, del niño, de los abuelos o lo que se les ocurra) pero no. El “mandamiento” (en gr. Entolé, mandato o encargo) nuevo, con fuerza real de “sacramento” nos debe devolver la certeza de poder diferenciar nuestras prácticas comunitarias, de las prácticas del mercado del cual somos partes. No está mal (o casi es inevitable) regalar chocolates para el día de los enamorados o cosas similares en fechas comerciales, ahora bien, no podemos reducir nuestra experiencia de amor y de ser amado a estos gestos que se agotan con el último bombón de la caja. Al igual que en las redes sociales, en donde todos los contactos que agrego tendrán la categoría de “amigo/a” (como en Facebook por ejemplo), anulando en sí la fuerza de dicho término, recuperar la “amistad” como signo de nueva vida en Cristo (“Yo los llamo amigos….” Dirá Jesús en Juan 15.15), y descubrir la dimensión sacrificial del amor de Jesús por cada uno de nosotros es transformar los signos de muerte de nuestro tiempo, en señales de vida presente y por venir.
Y de esto estamos hablamos cuando decimos que el amor es una actividad “sacramental” que nos identifica como creyentes: un amor que da testimonio en el diario vivir entre los hermanos pero que al mismo tiempo, debe poder proyectarse hacia un afuera que sigue viviendo lo profano cual si fuera santo, lo pasajero cual si fuera eternidad que se compra, y la amistad y el amor, como prenda de intercambio de uso y descarte cotidiano.
En esto, en el amor que nos tenemos, otros y otras conocen a Cristo. En esto, ponemos en juego nuestras lealtades y fidelidades cotidianas. En aquello que es ajeno a lo que el mundo interpreta pero que apela a ese mundo para cambiarlo con fuerza. Y que el Señor que nos amó hasta la muerte en Cruz sea el que nos provoque en este tiempo, a los gestos comprometidos de un amor duradero. Amén.
Audio de la prédica
Próximamente
Texto: Juan 13.31-35
Predica: Leonardo Daniel Félix
Iglesia Metodista de Almagro (Buenos Aires).
Jueves 18 de abril de 2019. Jueves Santo.
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