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¿Cuándo se suma Dios al Zoom, Skype o chat?
10 mayo, 2020 - 11:00 a 13:00
Organizer
Bienvenida e Invocación
Buenos días hermanos y hermanas en este domingo, quinto de Pascua. Mi nombre es Denise, y los invito a pasar un tiempo juntos en donde podamos sentirnos un poco más cerca: entre nosotros y, por supuesto, con Dios.
Los invito a orar: Dios todopoderoso, autor de la eterna luz, ilumina nuestros corazones con la luz de tu gracia, para que nuestros labios puedan alabarte, nuestras vidas bendecirte y nuestro culto glorificarte, mediante Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Amén.
Llamado a la alabanza
Hay una canción que disfruto mucho cantar, que dice “las puertas de tu casa se abrieron para mí”, y mientras pensaba qué canción compartir esta mañana me sonaba muy extraño extrapolar este contenido a la casa de cada uno. Pero también de esto se trata poder compartir en cuarentena el culto de los domingos, y cómo podemos desde nuestras casas compartir la comunión con nuestros hermanos y con el Señor.
¿Cantamos? “Las puertas de tu casa”.
Gratitud al Señor
Hoy también queremos separar un momento de nuestra mañana para poder detenernos a agradecer por todas aquellas cosas, situaciones y ocasiones en donde vemos la presencia del Señor. Puede tomar forma de un cálido amanecer, un vecino que haga las compras por nosotros, porque tuvimos una videollamada con nuestros abuelos, y tantas cosas más.
¿Qué otros motivos te animas a sumar?
Lectura del Evangelio de Juan 14:1-14
Ahora compartiremos las lecturas bíblicas para esta mañana. Primero leeremos 1ra Pedro capitulo 2, versículos del 2 al 10.
La lectura del evangelio para este domingo, según indica el calendario litúrgico, la encontramos en Juan capítulo 14 versículos 1 al 14. Leemos.
Oración de iluminación
Como lo hacemos todos los domingos, oramos por nuestro pastor Leonardo para que sus palabras en esta mañana lleguen a cada uno de nosotros, y que a su vez, podamos escucharla y entenderla. Amén.
Mensaje
“Perdón, ¿cuándo se suma Dios al Zoom, Skype o chat?”, por el Pastor Leonardo Felix.
Más de una vez hemos dicho que, siempre que leas la Biblia, la misma te va a confrontar con tus ideas y pensamientos, con tus actitudes y modos y mas que nada, con tu propia experiencia vital. La Biblia es como muchos libros juntos que todo el tiempo se actualizan y te cuentan novedades sobre lo que te va pasando; ¿novedades? Si, novedades que, aunque lo que dice un texto del salmo no cambie, nuestra vida si lo hace.
En mi infancia, recuerdo con bastante frustración el armado de un rompecabezas que me parecía eterno por las piezas (y más que nada por mi corta edad) en donde, de las 220 piezas propuestas, al menos faltaban 20 en un descuido donde la caja se cayó y desparramó por toda la casa. Algo que pasa con frecuencia cuando uno solo tiene 8 años. De golpe, lo que parecía iba a ser un logro memorable se me había convertido en un rotundo fracaso, en un mapa en pedazos que no podía recomponer de ningún modo.
Claro, tener pedazos de algo que no se puede terminar de armar, es un juego de niños y niñas literalmente, cuando se trata de un rompecabezas. Así también por analogía, la vida nos queda en pedazos frente a tragedias que vivimos tanto propias como del núcleo familiar más cercano; como con piezas que nos faltan (historias, personas, afectos, momentos determinados) y muchas veces, quedamos atrapados en ese instante.
Y quizás no haya cosa más compleja y difícil de aceptar que ponernos en la tarea de amar con piezas que faltan o que están simplemente rotas en otros casos. Si la experiencia de la post-modernidad es la de presentar una realidad fragmentada en miles de parte desde sus discursos, este tipo de “golpes” como las pérdidas irreparables de seres queridos se vuelven parte de esa cotidianeidad en donde, lo que antes era seguro e inmutable, hoy parece durar un suspiro. Los seres humanos generamos confianza, valor y seguridad justamente a partir del primer dato que acabamos de decir: lo inmutable, lo que nunca cambia, aquello que será lo mismo ayer y mañana.
La experiencia de Dios con nosotros en cambio, nos devuelve otra imagen de espejo. Una imagen donde todo es transitorio, todo es frágil y susceptible de cambio a cada instante. ¿Difícil vivir con esto verdad? Sino, veamos por un momento el texto de Juan: un Jesús que se presenta como camino; y nada más cambiante que esta imagen, sobre todo cuando el camino no lo conoce nadie y por lo visto, según sus discípulos nunca fue transitado. O bien, la imagen de la carta de Pedro, un edificio donde nosotros somos piedras de esa construcción y Cristo piedra angular. Yo que el Señor, pensaría mejor las piedras que estoy usando, ¿verdad? Piedras cambiantes en ánimo, voluntad y fuerzas. De hecho, nada más inestable que las decisiones nuestras como para hablar de edificaciones.
Por esto mismo, por nuestra propia fragilidad que muchas veces no estamos dispuestos a reconocer es que, comentarios como los del discípulo Felipe no nos suenan extrañan al oído: “muéstranos al Padre y con eso nos basta…” Danos alguna señal, diríamos ahora. Háblame o mándame un whatsapp y con eso me quedo conforme…
Pero suponer que porque Dios no nos “llama por teléfono o se suma a la charla de zoom, de skype o similar” en esta pandemia del coronavirus y con una cuarentena obligatoria, frente a cada petición o duda, o porque sus respuestas no son las esperadas, es creer que Dios no habla, es un dato que contradice nuestra misma experiencia de vida. ¿O acaso no conocemos personas que sin decir nada, ya han dicho todo con una sola mirada?, ¿o acaso las respuestas de otra gente (cuando no son las esperadas) las tomamos como silencios?
La fe exige comunicarse desde otro lugar, desde otro entendimiento. Por esto justamente, no nos podemos quedar parados desde el lugar de aquel que se le rompió su realidad y no sabe qué hacer, o no quiere hacerlo o simplemente dice: “yo no estaba preparado para esto…” Con esto no quiero ser cruel en lo que digo, ya que hay dolores y pérdidas que en verdad nos paralizan mucho tiempo, ni desconocer toda la tragedia que se mueve alrededor de la muerte de un ser querido por ejemplo, pero es importante entender que quedarnos en ese momento por largo tiempo nos aniquila día tras día. Pero también es cierto, que la Biblia habla desde aquel que pasa esta experiencia tan extrema como perder un hijo. Por esto mismo El Señor es un Dios cercano, porque aún tus dolores más profundos, aún esos, también los vivió.
Si Jesús es, en sus propias palabras, Verdad, Camino y Vida, estas palabras son una invitación y desafío para que encuentres respuestas en tu propia vida. Después de todo, cuando tenés volver a armarte en tu propia vida (algo que nos sucede frente a hechos o eventos muy fuertes), me pregunto:
- ¿Cuántas son las piezas que la fe te da?
- ¿Dónde vas a buscar los pedazos que faltan?
- ¿Estás en disposición de re armar lo hecho trizas aunque te tome la vida?
Para la primera pregunta te presto algunas piezas que fui encontrando en estos textos:
- Confianza y consuelo (Juan 14.1). No te angusties, el Señor está presente.
- Certeza y seguridad (Juan 14.4). Después de todo, ya conocemos el camino.
- Valor y coraje (Juan 14.12). Vas a poder hacer cosas más grandes de las imaginadas.
Para la segunda pregunta, dos lugares elementales pero, que de tan sabidos a veces no los vemos: En Cristo (Juan 14.6-7) y en su pueblo santo (1º Pe. 2.10). No te imagines más lugares, no te hace falta dar la vuelta al mundo para encontrar esto que siempre supiste.
Y en la tercera (cf. Juan 14.3: “después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar”), bien, esa es la pregunta que vas a tener que resolver vos como tarea para el hogar, como tarea para tu vida. Después de todo, si vos no estás dispuesto a esperar lo que el Señor tiene para darte, nadie más lo puede hacer en tu lugar. Amén.
Llamado a la alabanza
En respuesta al mensaje, cantemos o simplemente escuchemos esta versión de “Tenemos Esperanza” interpretado por el Coro Polifónico Nacional Evangélico.
Intercedemos en oración
Sabemos que en estos tiempos que son distintos, tal vez más difíciles, hay muchos que te necesitan. En este momento, queremos abrir un espacio para que puedas pensar en todas aquellas personas que necesitan de la presencia de Dios en sus vidas.
Cantemos junto con nuestra hermana Celina.
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También les recuerdo que seguimos manteniendo nuestras actividades que los invitamos a compartir: el culto dominical, la reunión de oración los jueves, ambos de forma virtual. También siguen funcionando la atención pastoral, nuestra escuela en forma virtual y presencialmente el servicio a la comunidad que los días lunes ofrece a nuestros hermanos en situación de calle la posibilidad de bañarse, comer un plato de comida y llevar la ropa que necesiten. Aquellos que quieran hacer llegar sus ofrendas y diezmos pueden hacerlo usando
los canales habilitados que podrán consultar enviando un correo a mayordomia@almagroconjesus.org o accediendo a nuestra web (mayordomia@almagroconjesus.org) encontrarán los números de teléfono. Ofrendar es un privilegio que el Señor nos brinda para colaborar con su misión en la tierra, no lo olvidemos.
Despedida
Y de este modo también nos despedimos. Confiando en que la paz del Señor nos acompañará en esta semana que comienza. ¡Un saludo a todos!
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