Cada 31 de octubre recordamos el monje alemán Martín Lutero, quien en 1517 publicó las 95 tesis que desafiaron al poder establecido por la Iglesia Católica Romana de entonces.
El lugar central de las tesis y del movimiento que esto desencadenó, fue la convicción de que el Evangelio nos anuncia que la salvación se produce por medio de la fe, por gracia de Dios, y no a través de las obras (ver la carta del Apóstol Pablo a los Romanos 1:16-17). Entonces, el perdón de los pecados era solamente alcanzado por aquellos que tenían la capacidad de comprar las indulgencias que vendía la Iglesia.
Hay que ubicar este hecho de la Reforma en el contexto histórico de lo que estaba sucediendo en Europa entonces. Los otomanos habían ocupado Constantinopla, un punto neurálgico en el comercio entre Europa y Asia, por lo tanto, se debían buscar nuevas rutas de navegación. En esta búsqueda surge la empresa de Cristobal Colón y el recientemente unificado Reino de España, que llevaron a la conquista de América y un crecimiento del comercio, el intercambio y las riquezas imperiales que tuvo un efecto hasta e día de hoy. A la vez, en pequeños reinos y ciudades estado del continente surgían nuevos pensadores humanistas que desarrollaron las artes, la cultura, la ciencia y la literatura, como nunca antes, período conocido como el Renacimiento. Y, por último, en el siglo XV, se produjo también la creación de la imprenta, hecho que permitió una difusión exponencial de los textos, y por consiguiente, de las ideas, permitiendo un grado de democratización del conocimiento inédito hasta ese momento.
Uno de los puntos centrales, precisamente del surgimiento de la imprenta, fue la posibilidad de cumplir con algo que Lutero consideraba fundamental, y que era la traducción de las escrituras a las lenguas vernáculas; recordamos que hasta ese momento las escrituras se encontraban sólo en latín, y sólo los funcionarios de la Iglesia y los teólogos tenían acceso a las mismas. Lutero buscaba que no hubiese ninguna barrera entre el vulgo y la Palabra de Dios, ya que la lectura y estudio de la Biblia es uno de los medios por lo que los mortales pueden conocer la gracia redentora del Señor.
Esto tuvo un impacto en la necesidad de masificar la educación, para que la gente tenga precisamente la posibilidad de leer las escrituras. Este “empoderamiento” de Lutero implicaba también que cada uno pudiera confesarse ante el Señor en forma directa, a través de la oración, y sin intermediación sacerdotal.
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